viernes, 13 de mayo de 2011

El final

Si tras la muerte, los hombres pudieran elegir en que cuerpo vivir su próxima existencia, ella eligiría, sin lugar a dudas, reencarnarse en un majestuoso cuervo.
Una existencia solitaria y contemplativa hubiera podido salvarla. Es demasiado tarde para volver atrás, para remediar todos sus errores y convertirse en la persona que ahora comprende que hubiera querido ser. Tal vez no, tal vez se conformaría con simplemente no haber sido lo que fue.Pero el tiempo pasó, dejando tras él la huella de sus actos sobre su suave piel, semejante a la textura de un pétalo de rosa. Huella que ella se esforzó por ignorar hasta que le fue imposible mirar hacia otro lado cuando el universo deicidó poner a cada uno en su sitio, cargando sobre los hombros de Sophie toda la culpa acumulada durante sus 23 años de vida.
Lo último que recuerda es la visión de un oscuro charco de sangre sobre el inmaculado mármol.

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